Pues después de las dos semanas en casa, el pediatra lo dio de alta de la bronconeumonía, le hizo una radiografía y dijo que todavía se ven flemas pero que son muy pocas, que eso tarda en desaparecer. Así que nos dijo que medicamente ya podía regresar a la guardería.
Y nosotros, como no teníamos otra opción y Zulema ya tenía que regresar a trabajar a la oficina, pues lo tuvimos que llevar.
Regresó a la guardería en la primera semana de noviembre pero el jueves de esa misma semana se puso mal, en la noche empezó a vomitar y estuvo con vómitos todo el viernes.
Lo llevamos al médico otra vez porque se le escuchaban flemas y pensábamos que vomitaba por las flemas. Le hizo otra radiografía y si se veían más flemas pero no se veía neumonía, de todos modos, le recetó un antibiótico.
Todo el fin de semana estuvo con vómitos y diarrea, aunque para el lunes ya no vomitaba tanto, y nos dijeron que tenía una gastroenteritis, que lo lleváramos al hospital para que revisaran que no estuviera deshidratado y afortunadamente no lo estaba.
Pues esa semana tampoco fue a la guardería pero como Zulema ya no podía faltar, me quedé yo con él todo el día (de miércoles a viernes). El inconveniente era que él no comía otra cosa más que leche e hice uso de todos los recursos que tenía (leche congelada) pero no le fueron suficientes y se lo tuve que llevar a Zulema dos días para que le diera de comer allá (además ella venía a la una a comer aquí y a darle a él).
El viernes lo llevamos al pediatra y aunque ya está mejor, más hidratado, no ha recuperado peso, había perdido unos 400 g y para entonces había vomitado una sola vez al día y ya no tenía diarrea.
Ya no ha vomitado desde el jueves y hoy volvió a probar los alimentos sólidos, una sola comida para no forzar su estómago.
El martes me voy a Cádiz (si puedo porque ahora nosotros estamos resfriados) y Zulema se queda con él, que por supuesto no irá a la guardería hasta que recupere su peso.